Tomo mi portafolios para salir al trabajo y, oh sorpresa, la puerta no abre. Trato de salir por la puerta de la cocina y nada. Temiendo verme muy ridículo trato de salir por la ventana de la sala, pero está cerrada y se niega a abrir. ¡Claro!, las llaves están el mueblecito del pasillo. Inserto la lleve en la puerta y no gira. Estoy, extrañamente, encerrado en mi propia casa.
Mi teléfono no tiene señal, tampoco hay línea. Trato de romper una ventana con una silla y nada, la silla de madera se rompe. Parece una locura. Subo las escaleras para prender la computadora, mando un correo a la oficina y ya está; pues no, la compu no prende. Me asomo por la ventana y no hay nadie en la calle que me vea. En el mueble de mi cuarto, la pistola de mi abuelo, disparo contra la ventana, ¡me lleva!, no dispara, la reviso, está cargada, no dispara.
Los cristales no se rompen, las puertas no se abren, la pistola no dispara. Atrapado como un perro. Y en mi propia casa.
Después de pasarme horas impaciente frente a la ventana que ni se abre ni se rompe, me resigno, nadie pasa. Se está haciendo tarde y las luces no se prenden, las puertas siguen cerradas, hasta la del refri.
En la oscuridad de la sala, no entiendo lo que pasa. Parece... ¡un sueño! Toco mi brazo y me doy un fuerte pellizco, con un sobresalto aparezco en mi cama. ¡Uf!, todo fue un sueño.
Trato de levantarme de mi cama y, oh sorpresa, no puedo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Y/O deja un comentario:
¿Tú qué opinas?