martes, 18 de enero de 2011

Montañas con sus manos / Colores

Los edificios que se alzan por lo alto miran y critican a la gente que camina por las calles, a sus pies. Los obreros caminan por las vigas y tocan el cielo, construyendo montañas con sus manos. Cae la noche y la Ciudad se ilumina, cae la noche pero el misterio y el romance se elevan. Palabras sin sentido escritas en un libro.

Mientras leo en su diario ella permanece recostada en el sillón, dormida, iluminada por las luces neón que se cuelan por la ventana.

Piensa que está solo, y en cierta manera así es.

Hoy cuando salí de la casa pasé frente a todos como si no existiera, no hubo ni un Hola que se cruzara en mi camino a la puerta.

Te quería, y no lo digo por compromiso, cuando me miro en el espejo aún encuentro verdad en mis ojos, y es que, te quiero... te quería.

No quisiera interrumpir su sueño, en realidad no puedo, porque no está dormida, está drogada.

Aún no se ha dado cuenta, no importa, falta poco.

Y en la calle no era diferente, lo juro, ni una persona me sostenía la mirada.

Tal vez debí habértelo dicho antes, no sé, falta de tiempo, perdón. Lo sé, es mi culpa.

La aguja sigue incrustada en su cuerpo, no quiero tocarla, es como un ángel.

El sonido es suave y prolongado, perceptible para todo aquel que esté dispuesto a cerrar la boca por un momento.

Digo que no me importa, pero a veces no me deja dormir. No soy lo que todos piensan.

No me gustan las despedidas, lo sabes, pero en este caso no lo decidí yo.

Vuela angelito mío, vuela hacia las luces de neón.

Limpio, rápido; no me gusta presumir pero tendrías que verte, perfecto.

¿Sabes lo difícil que es ir por ahí guardando secretos ajenos?

Al menos tuvimos sexo de despedida, fuiste un caballero, como siempre.

Uno a uno se levantan. Tienen frente si, cuerpos inertes que ya no son capaces de escucharlos, sus palabras se pierden en la noche, y es que sólo los muertos son capaces de escuchar las cosas que a ellos les cuesta tanto trabajo decir.

La corbata roja resalta en su pecho.
Sus ojos verdes, brillantes.
Tal vez no debió pintar su cabello de azul, pero es una manera de que la gente voltee a verlo.
El bolso amarillo y llamativo que lleva todos lados.

Las drogas son peligrosas cariño.
Te lo juro, no hay nadie que taladre cabezas mejor que yo.
Incluso tú, no me miraste sino hasta que tenía el cuchillo en la mano.
Velo por el lado bueno, moriste en tu cama, como tú querías.

Los cuatro son asesinos, capaces de destruir hombres montaña con sus manos.



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