"Yo no maté a mi esposa, lo juro. Solo soy un granjero." La vieja excusa. Depués de escucharla por cuarta vez, sigo caminando por los maizales. Ya van cuatro asesinatos a esposas de granjeros esta semana. Dicen que no hay sospechosos, pero todos aquí son culpables. El último hombre que visitamos tenía sangre en las manos, ¡De la vaca que acaba de parir!, se excusó. Hay que hacer algo, pero no soy quién para detenerlos.
Mujeres asesinadas por sus esposos granjeros, otro problema más de mi mundo triste y enfermo.
American Gothic, un cuadro de Grant Wood.
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