El silencio se rompe con un ligero susurro, es el revólver que me habla y me dice algo que no consigo entender, lo miro extrañado mientras el susurro se vuelve más fuerte casi insoportable, como un zumbido penetra en mis oídos pero aún no puedo entenderle -¿Qué?- le grito al vacío y nadie me responde, me empiezo a poner nervioso, mi corazón se acelera y el revólver no se calla. Desesperado me acerco la "boca" del revólver al oído, tiro el gatillo y el revólver me lanza un grito fuerte y claro en la oreja, nueve diecisiete de la mañana, antes de que mis ojos se cierren lo entiendo por fin, en el murmullo el revólver me decía -No lo hagas-.

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