domingo, 16 de diciembre de 2012
Entre las cenizas.
Entre las cenizas hay una mujer de vestido blanco que moja sus cabellos con el agua de la cubeta que firmemente lleva entre los brazos. Entre las cenizas hay un hombre que la mira y que no puede creer la blancura del vestido de la mujer mientras frota sus cansadas manos. Entre las cenizas hay también un gato.
- Es hermoso, ¿no le parece?.
- ¿El qué?, disculpe.
- Todo esto. Las cenizas.
- Ah, ¿le gusta?. Le gusta.
- Siempre he encontrado cierta fascinación...
- En el sufrimiento de los demás quiere usted decir.
- No, no me mal interprete. Me refiero a, la idea en sí.
- Corazones consumidos por el fuego.
- Sí, me gusta la idea de que alguien aún pueda amar así.
- ¿Aún?.
- Aún. ¿Por qué sonríe?
- ¿No me está permitido sonreír?
- No dije eso, no es una prohibición sino una pregunta; mera curiosidad.
- Bueno, pues sonrío, para... espantar el mal rato.
- ¿Es eso posible?
- Inténtelo. Sin tanto esfuerzo... debería ser más simple.. espere, ¿qué hace? Antes a la gente se le caían las sonrisas de la cara o se las dejaban arrancar fácilmente.
- Yo nunca he sido fácil.
- Sí, se nota. Y no se moleste, es un cumplido.
- Es difícil de creer.
- Las mejores cosas son siempre difíciles de creer.
- Sí, es cierto, y la verdad es un poco triste.
- ¿Le parece triste la Verdad?
- No. Me refiero a que en verdad es triste que sea difícil creer que... Sí, un poco.
Hay entre las cenizas, una mujer, un hombre y un gato.
viernes, 14 de diciembre de 2012
Hacia el vacío.
Hoy dormí. Y soñé. Soñé como nunca antes.
Avanzaba por calles empedradas montando un cocodrilo. Fui valiente como nunca antes.
Avanzaba por la larga avenida entre luces y balcones. Avanzaba y avanzaba.
Luego ya no.
Bajé del cocodrilo y le agradecí el paseo. Seguí a pie, con la inseguridad de encontrarte.
A la vuelta de la esquina. Brillante.
Luego dudé. Antes de girar. Sin sombras . Sin sonidos. Sin pasos. Sin.
Cerré los ojos.
Ese aroma. Una sonrisa se dibujó en mi cara. Clamoreo.
Un dulce sonido. Y ese aroma.
Tal vez me estrelle contra la pared. No importa. Hoy no. Hoy dormí. Y soñé.
Fui valiente como nunca antes.
Doy un paso. Uno solo. Uno sólo.
Avanzaba por calles empedradas montando un cocodrilo. Fui valiente como nunca antes.
Avanzaba por la larga avenida entre luces y balcones. Avanzaba y avanzaba.
Luego ya no.
Bajé del cocodrilo y le agradecí el paseo. Seguí a pie, con la inseguridad de encontrarte.
A la vuelta de la esquina. Brillante.
Luego dudé. Antes de girar. Sin sombras . Sin sonidos. Sin pasos. Sin.
Cerré los ojos.
Ese aroma. Una sonrisa se dibujó en mi cara. Clamoreo.
Un dulce sonido. Y ese aroma.
Tal vez me estrelle contra la pared. No importa. Hoy no. Hoy dormí. Y soñé.
Fui valiente como nunca antes.
Doy un paso. Uno solo. Uno sólo.
lunes, 10 de diciembre de 2012
No te vayas.
Y entonces me dio un abrazo de "No te vayas". ¿Un poco más de azúcar?, me preguntó la camarera, el "plap" de su chicle me regresó a éste momento. "No te vayas". No, gracias, dos cucharadas está bien. Dos... está bien.
Tomo el café, respiro. Camino, respiro. El autobús. Respiro. "No te vayas"
$4.50 hasta allá, el camión no da cambio, ni modo. Sorbo uno, dos, tres tragos. Paisaje urbano, respiro.
Con permiso. Movimiento de rodillas. Alguien se sienta a mi lado.
Veo por un momento tus ojos en sus ojos. "No te vayas, respiro."
¿Cuánto tiempo llevo en éste camión? Dos segundos. ¿Tres?
El tiempo no avanza, cada paso me regresa a ti, cada vuelta de rueda del camión. A ti.
"No te vayas", abrazo cariñosamente tu recuerdo.
"No te vayas".
Disculpe, ¿sabe si falta mucho para llegar?
¿Dónde estoy?
Faltan dos semáforos. Claro, gracias.
El café sigue caliente. Dos, tres tragos más.
Cerraré los ojos y nos los abriré hasta que estés delante.
"No te vayas". Respiro.
Tomo el café, respiro. Camino, respiro. El autobús. Respiro. "No te vayas"
$4.50 hasta allá, el camión no da cambio, ni modo. Sorbo uno, dos, tres tragos. Paisaje urbano, respiro.
Con permiso. Movimiento de rodillas. Alguien se sienta a mi lado.
Veo por un momento tus ojos en sus ojos. "No te vayas, respiro."
¿Cuánto tiempo llevo en éste camión? Dos segundos. ¿Tres?
El tiempo no avanza, cada paso me regresa a ti, cada vuelta de rueda del camión. A ti.
"No te vayas", abrazo cariñosamente tu recuerdo.
"No te vayas".
Disculpe, ¿sabe si falta mucho para llegar?
¿Dónde estoy?
Faltan dos semáforos. Claro, gracias.
El café sigue caliente. Dos, tres tragos más.
Cerraré los ojos y nos los abriré hasta que estés delante.
"No te vayas". Respiro.
jueves, 2 de agosto de 2012
Putos puntos suspensivos.
Nos encontramos en un día no tan distinto al día de hoy. Ella y yo, nos encontramos. Tú y yo, nos encontramos. En un día no tan distinto al día de hoy. Se puso sus zapatos de las ocasiones especiales y se cortó el cabello. Se cambió los lentes y se puso un maquillaje discreto. Armada de valor e ironía salió a la calle y entonces, nos encontramos.
Le invité un café, nada formal ni muy elegante, sólo lo justo. Nos la pasamos riendo de nada y hablando poco, mirando alrededor y comiendo poco, como quien no quiere la cosa. Luego hice algo, un no se qué, pero que la molestó mucho. Me miró. Cortó la sonrisa y salió del lugar. Pagué la comida y propinas, tomé los dulcesitos que me ofrecía el mesero y marqué por teléfono. Sin respuesta. Corrí a tu casa y me quedé ahí frente a la puerta, un rato largo, sin tocar ni nada, sólo ahí parado, solo, ahí, parado. Dí la vuelta y saqué el teléfono, facebook. Apareces conectada (qué suerte).
- Hola.
√ Seen 7:00 PM
She's typing...
- Hola.
- ¿Ocupada?
√ Seen 7:02 PM
She's typing...
- No, ¿por?
- ¿Salimos?
√ Seen 7:04 PM
She's typing...
- No sé...
Puntos suspensivos, para hacerlo más interesante, para hacerse el interesante, putos puntos suspensivos... que te dejan colgado en el aire.
No sale, no salimos. Me regreso caminando a la casa. Con pedacitos de pasado incrustados sobre la piel. Brillando a la luz.
jueves, 14 de junio de 2012
I.- Alto.
N.- Mostrarse al mundo tal cual uno es. Abrir la alas. Cerrar los ojos.
L.- ¿Por qué te gusta seguir imaginando cosas que no van a pasar jamás?
N.- Sientes el aire frío. Te estremeces. Sus ojos. Te estremeces.
D.- Y yo quiero convencerme de que es así. De que esto no es despecho, es amor. De que tus ojos me iluminan no que me deslumbran. Yo quiero creerlo. Creerte. Y creerte para mí.
N.- Una mano busca la otra. Entre el sonido y las luces.
L.- En el cuarto oscuro. Oscurecido. En el silencio.
N.- La luz de sus ojos y la respiración. Entrecortada.
L.- El maquillaje de sus ojos está al límite del buen gusto. Es saludable permanecer al límite.
D.- Te sorprende la poca atención que puede prestarte la gente.
N.- No he tomado nada, lo juro. Sólo estoy feliz. Feliz como cuando en la infancia escuchas por primera vez el sonido del mar.
D.- Aún respiras, justo antes de que ocurra. Luego viene la nada.
L.- Todavía con esa sonrisa idiota en la cara. Las alas abiertas.
N.- Su cabello negro inundándolo todo.
D.- El cuerpo que se congela. Antes de la huida. La vida que se detiene.
N.- Esa sensación...
L.- ¿La conoces?
D.- El piso frío en la mejilla como beso de despedida.
N.- Esa sensación...
L.- Está muerta.
N.- No te atreves. No tocas su mano.
L.- Está muerta.
N.- Tal vez demasiado tarde.
D.- Ésta muerte, que te atrapa cuando menos te lo esperas.
domingo, 10 de junio de 2012
Sol y Loquio (Fragmento)
Bigote lacio, cabello corto, bien peinado, sombrero, botas charras, cinturón piteado, rostro cenizo y mirada perdida, solo, allí parado, desierto bajo, calor arriba, uno, dos, tres minutos vaporosos.
Cosquilleo en el tobillo, el impulso de dar un paso. ¿Derecha o izquierda? Cosquilleo y cosquilleo otra vez. Se detiene.
(Se escucha un gavilán a la distancia. Después de unos segundos el hombre se descuelga del hombro un morral y se agacha para inspeccionar las cosas que hay dentro; una ánfora vacía, un pañuelo, una botella de vidrio vacía, una navaja y unos cerillos)
Las rodillas tocan la arena, el cuello se relaja, el calor aumenta, abro la navaja, la refrescante navaja, y la acerco a mi cuello, quiere decirme un secreto. Cierro los ojos y se calla.
"Por ahí viene el gavilán, por ahí viene ya volando; no me lo dejen llegar, pollitas anda buscando. Por ahí viene el gavilán con sus alitas plateadas..."
Pausa en el aire.
(Se escucha un gavilán a la distancia. El hombre guarda la navaja.)
Cosquilleo en el tobillo, el impulso de dar un paso. ¿Derecha o izquierda? Cosquilleo y cosquilleo otra vez. Se detiene.
(Se escucha un gavilán a la distancia. Después de unos segundos el hombre se descuelga del hombro un morral y se agacha para inspeccionar las cosas que hay dentro; una ánfora vacía, un pañuelo, una botella de vidrio vacía, una navaja y unos cerillos)
Las rodillas tocan la arena, el cuello se relaja, el calor aumenta, abro la navaja, la refrescante navaja, y la acerco a mi cuello, quiere decirme un secreto. Cierro los ojos y se calla.
"Por ahí viene el gavilán, por ahí viene ya volando; no me lo dejen llegar, pollitas anda buscando. Por ahí viene el gavilán con sus alitas plateadas..."
Pausa en el aire.
(Se escucha un gavilán a la distancia. El hombre guarda la navaja.)
jueves, 12 de enero de 2012
Maquinaria sobre la luna
Con la piel erizada y la sangre corriendo a toda velocidad camino por la calle, bajo las estrellas. Tomo una escalera y bajo las estrellas. Ahora el cielo está pelón, con una luna cubierta por las nubes. Sigo caminando, comienzo a correr y luego me preparo para emprender el vuelvo. Miro hacia el piso y veo las estrellas incrustadas en el concreto. Zzzzzzzzzzzumbido en el aire, paso volando a toda velocidad, con la piel erizada y la sangre roja corriendo. Me detengo sobre un rascacielos para fumar un cigarrillo. (Be happy - Go lucky!). El viento sopla y le quita las nubes de la cara a la luna. La maquinaria que hace brillar a la luna queda delineada como con tinta china. Chin-chan, chin-chan, suena la maquinara en medio de la noche. El viento vuelve a soplar y mueve el telón negro de la noche que se sostiene apenas sin las estrellas. El viento vuelve a soplar, la noche queda desnuda sin su telón negro que se ha caído al piso. Miro hacia abajo y veo el telón negro de la noche sobre el piso incrustado de estrellas. La noche se llena con el brillo de la luna. Los autos se enredan con el telón, la gente asombrada mira por las ventanas y se queda parada en las calles para ver la luz de la noche.Una pausa, la calma. El mundo se detiene.
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