viernes, 23 de diciembre de 2011

No una cena de Navidad.

La cena ya casi está lista. La ventana abierta deja que el aire se cuela y me haga compañía. Espero.
Cuando llega Roberto con las bolsas de papel y una sonrisita en la cara, el aire sale para no hacer mal tercio. Cierro la ventana.

R. Pensé que no eras muy de cenas de navidad.
Yo. Son las 11:30PM, tengo hambre y no hay razón para no cenar juntos a la luz de las velas. No pienses que es una cena navideña; no pondré platos finos ni preparé nada especial, es sólo pasta para cenar.
R. Entonces está bien, supongo.

Saco el pan de las bolsas y el vino. Pasta, mantequilla, la luz de la velas, platos de plástico y su sonrisita.
Este no será un momento mágico de Navidad, porque no hay nada navideño aquí, sólo nosotros y al aire a nuestro alrededor. Un aire de ciudad, un aire de nosotros. Así, sin pensar en la Navidad, solos, en una noche más, podremos repetirlo en cualquier noche del año. Sin el pretexto de que sea Navidad, con el pretexto de nosotros. Te quiero a ti, no una cena de Navidad.

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