jueves, 15 de diciembre de 2011

En un suspiro

Y su cuerpo se agita estrepitosamente bajo las luces rojas y amarillas. Sus brazos sin ritmo, y su cabeza alocada. Su cabello es una llama negra en la pista de baile.

Respiro. Tomo un trago. Miro el reloj. Carraspeo. Regreso.

La música se vuelve eterna bajo sus tacones. Sus ojos se cierran y sus labios tararean mientras baila. Nadie la mira, sólo yo.

Respiro. Tomo otro trago. Miro el reloj. Miro la puerta. Carraspeo. Regreso.

Sus piernas, que ya no son tan largas, se tambalean, pero ella no cae. La música sigue. Entre la multitud ella sigue bailando. Baila, o hace algo que se le parece.

Respiro. Tomo otro trago. Miro el reloj. Miro la puerta. Carraspeo. Cierro los ojos. Regreso.

Tiene el aire de esas personas que no necesitan excusas ni pretextos. Parece que apenas respirara. Su cuerpo se agita, y su respiración también.

Respiro. Uno. Sirvo otro trago. Miro el reloj. Dos. Miro la puerta. Carraspeo. Cierro los ojos. Me voy. Tres. Ella cae. La música, continúa.

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