lunes, 21 de marzo de 2011

Estático

Hablo con mi soledad, hablo con la pared, la pared me mira, seria, me ignora. ¿Hay alguien afuera? Abro la puerta y me sigo sintiendo encerrado. Miro al cielo, a la luna. La luna brilla sobre mí, lejana, inalcanzable. La luna me invita a soñar, a desaparecer, pero no puedo, no puedo; vuelvo dentro de la casa.

Hablo contigo, pero no me oyes, te has vuelto como de piedra y me miras... no, no me miras, tu rostro de piedra apunta hacia mi, sólo es eso. El tiempo ya no corre.

Me siento en una silla de madera, miro mi máquina de escribir que escurre tinta como si fuera sangre. Los pies se me pegan al piso. Intento escribir, pero las letras se resbalan del papel y saltan por la ventana directo al olvido. Las miro alejarse sin poder levantarme aún de la silla. Abro la boca y de ella sale un extraño mugido. Muuuuuuuuuuuuuu. Muuuuuuuuuuuu. Muuuuuuuuchos segundos después logro levantarme. Mis pies ya no pesan, pero ahora mis rodillas crujen con cada paso.

En el armario hay telas de colores. Trato de vestir la estatua en la que te has convertido, pero las telas pierden color al contacto. Pongo música, no funciona, sólo salen zumbidos del toca discos. Trato de sonreírle a la adversidad y la cara se me vuelve de cera.

Sencillo. Simple. Mediocre. Estático.

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