miércoles, 12 de mayo de 2010

Walking down the street



Hoy me despertaron los rayos brillantes del sol al entrar por mi ventana. Abrí los ojos y lo primero que vi fue ese bonito oso de peluche color almendra que me regalaste cuando cumplimos un año. Me levanté y fui a mirar mi calendario, una fuerte emoción invadió mi corazón al recordar que nos veríamos justo hoy en el Café Caresse, así que, sin perder más tiempo, me metí en la ducha. El agua recorría mi cuerpo, el vapor jugaba con mi cabello y yo no podía dejar de pensar en ti y en el tiempo que faltaba para vernos otra vez. Salí de la regadera envuelta en mi toalla rosada, me sequé cuidadosamente todo el cuerpo y me puse mi vestido azul y malva, mis zapatos también azules y esos aretes de gatito que tanto te gustan.

Salí de la casa y comencé a caminar calle abajo camino al café, el cielo azul y el canto de las aves auguraban que hoy sería un día perfecto. Vi a la Sra. Escobedo pasar en sentido contrario al mío, me saludó con una sonrisa y luego siguió su camino alejándose calle arriba, el sonido de sus zapatos verdes se oía por toda la calle. Los negocios ya estaban en funcionamiento, el mostrador de la florería estaba completamente cubierto con flores de todos colores, el Sr. Solíz ya cargaba las botellas de leche y las señoras rumbo al mercado ya se veían desfilar cargando sus canastas tejidas. Yo caminaba cada vez más aprisa contando los pasos que me faltaban para llegar. Estaba tan distraída pensando en ti, que ni me di cuenta cuando un gran camión anaranjado dio la vuelta en la esquina que acababa de dejar atrás; en la tienda de la esquina opuesta había visto un reloj dorado de bolsillo como esos que tanto te gustan y pesando que podría sorprenderte corrí a comprarlo. No me dí cuenta cuando las luces del semáforo cambiaron de color,  crucé corriendo la calle; el camión no alcanzó a frenar a tiempo.

Un grito, y luego, mi cuerpo cayó sobre el frío y gris pavimento, un hilo rojo de sangre comenzó a brotar de entre mis castaños cabellos. El sonido de las sirenas se acercaba y en mi cabeza ya vacía, aún corrían esos recuerdos tuyos. Faltaba tan poco para llegar a tu lado.
Una mujer envuelta en un rebozo amarillo se acercó horrorizada a mi cuerpo que yacía ya sin vida,
tomó mi celular que había salido volando, y rápidamente buscó un número para anunciar la terrible noticia de mi muerte. Faltaba tan poco. Perdóname.
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Esa mañana me desperté temprano, me metí a la ducha y me puse mi camisa favorita, salí de mi casa y llegué temprano al Café Caresse, aparté la mesa donde había quedado de verme contigo y pedí un café. Tomé asiento y di un trago a mi café, esperándote, anhelando tu llegada. Apenas di el primer sorbo mi teléfono celular comenzó a sonar, lo saqué de mi pantalón y vi que era tu número. Una sonrisa se dibujó en mi cara, no podía esperar para escuchar tu voz....

2 comentarios:

  1. omg!
    tú escribiste esto?? me encanta!! *.*

    en serio, claro que escribes bien!!

    sigue escribiendo y subiendo tus fotos al blog *.*

    y mi blog no está bonito xD
    sólo lo llené de imágenes que tenía... debo escribir más...

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  2. Si yo lo escribí!!
    Con correcciones de Carlos
    DANKE Carlos!!!!!!!!!!!!!

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